Los segundos pasan en el reloj
mientras oscurece en la calle
y hablan las sombras del paso del tiempo,
como el suave movimiento de las aves
que planean lejanas en el cielo
y huyen del frío; inteligentes, cobardes.
Se van, perdiéndose en otros mundos;
mientras yo hablo del regreso,
de heridas abiertas que cierro.
Debo respirar el aire frío
y sentir el tiritar de mi cuerpo,
darme cuenta de que sigo vivo
en este caos de calles que se cruzan,
vidas que chocan y futuros que se truncan.
Aun me queda todo el mundo
y los reinos íntimos del silencio.
Ahora decido cuando pasan los segundos
Así, yo y mi circunstancia somos eternos.
Entonces porque no reírme de las reglas, las leyes
¿Porque posar mis pies en el suelo?
miércoles, 21 de enero de 2009
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