miércoles, 21 de enero de 2009

Yo y mi circunstancia

Los segundos pasan en el reloj
mientras oscurece en la calle
y hablan las sombras del paso del tiempo,
como el suave movimiento de las aves
que planean lejanas en el cielo
y huyen del frío; inteligentes, cobardes.
Se van, perdiéndose en otros mundos;
mientras yo hablo del regreso,
de heridas abiertas que cierro.
Debo respirar el aire frío
y sentir el tiritar de mi cuerpo,
darme cuenta de que sigo vivo
en este caos de calles que se cruzan,
vidas que chocan y futuros que se truncan.

Aun me queda todo el mundo
y los reinos íntimos del silencio.
Ahora decido cuando pasan los segundos
Así, yo y mi circunstancia somos eternos.
Entonces porque no reírme de las reglas, las leyes
¿Porque posar mis pies en el suelo?

viernes, 9 de enero de 2009

Mi ciudad y yo

El frío acecha en la calle
como un suspiro de alma ausente.
En la ciudad de tonos apagados
hiela mas la soledad que la nieve,
como el sentimiento moja mas que cuando llueve.

La gente camina por el barrio
y las ventanas de mi habitación
me siguen transportando al pasado:
y miro a la calle; soy yo
y escucho un grito; mi voz

Al final, la paz al odio destierra.
El hijo prodigo vuelve a casa
y el perdón mutuo de un hombre y su tierra
le hacen devolver a los pájaros sus alas
pues ya no necesita volar tras las montañas.

Arde el ciego velo del rencor
y aunque no haya arrepentimiento,
siento una suave esperanza en el corazón,
mientras el avivado fuego del deseo
da calor en este frío mes de enero.